Gran Logia Simbólica Española

El franquismo, combatió de forma especial a la francmasonería desde la incautación del templo de Sta. Cruz de Tenerife el 15 de septiembre de 1936 y el saqueo del templo de Valladolid, seguido del fusilamiento de unos cuarenta hermanos, en los primeros días del golpe. El 21 de diciembre de 1938, el general Franco decretó la destrucción o retirada de todos los símbolos e inscripciones masónicas.

Grupo de la logia ‘Germinal 96’ de San Roque (Cádiz). Los que aparecen señalados con una equis en la cara habían sido fusilados.

Dos leyes, la de responsabilidades políticas de 9 de febrero de 1939, y la de represión de la masonería, el comunismo y demás sociedades clandestinas, de 1 de marzo de 1940, sellan la exclusión del nuevo orden fascista de cuantos pudieran albergar un mínimo aliento de libertad, incluidos los francmasones. Durante la larga oscuridad de la dictadura, la F.·.M.·. española pervive, junto a los últimos símbolos de la República, en el exilio mexicano.

Tras la guerra civil y la dictadura de Franco, la masonería en España fue totalmente aniquilada, no sólo se persiguió a los masones sino a sus familiares y amigos, resultando en muertes, prisión o exilio.

En enero de 1977 un grupo de francmasones, entre los que se hallaba Rafael Vilaplana, redacta un breve documento de bases para [la] reorganización de la Masonería en Cataluña, que propugna la creación de la Gran Logia de Cataluña. Estas bases defienden que en cada pueblo y nacionalidad del Estado Español se cree una Gran Logia y que se integrará entre las distintas grandes logias una confederación hispánica, que podría coincidir con el Grande Oriente Español. El documento transpira un federalismo indudablemente inspirado en Francesc Pi i Margall. Los trabajos masónicos se ajustarán –dice el documento- a los landmarks del simbolismo, serán exclusivamente en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se reconocerá un principio creador denominado Gran Arquitecto del Universo, perfectamente compatible con la más amplia tolerancia y respeto hacia todas las opiniones filosóficas y políticas.

El 15 de mayo de 1980 se formaliza la constitución en Barcelona de la Gran Logia Simbólica Española, realizada ya en el local de Avinyó, 27, que se había alquilado por la que sería su logia madre hacia finales de 1979. Desde entonces hasta hoy, de forma sostenida y perseverante, la G.·.L.·.S.·.E.·. ha mantenido la llama de la que podemos llamar francmasonería racionalista.

La declaración recién descrita se había redactado en el entorno de la R.·.L.·. Cataluña creada el 6 de marzo de 1976. El 25 de enero de 1977, ocho hermanos, cuyos nombres simbólicos eran Aquiles, Lobo, Bolívar II [Rafael Vilaplana Fuentes], Calpe, Adriano [Jean Casademont Nouzille], Amistad [Francisco Hernández González], Franqueza y Justicia anuncian su deseo de permanecer en el G.·.O.·.E.·., aplazando la propuesta de constitución de la G.·.L.·. de C.·. El 2 de febrero de 1977 se constituye formalmente la R.·.L.·. Minerva-Lealtad, con la vocación de afiliarse al Grande Oriente Español, en cuyo registro acabaría ostentando el número 3. Al día siguiente se votan los cargos del taller, siendo elegido V.·.M.·. Rafael Vilaplana Fuentes. Y, finalmente, al tercer día consecutivo de trabajos, se produce el juramento de los oficiales del taller, así como la elección de rito (el escocés antiguo y aceptado) y el acatamiento de la Constitución del G.·.O.·.E.·.

El 21 de abril de 1979 la R.·.L.·. Minerva-Lealtad acuerda separarse del G.·.O.·.E.·.. El 20 de octubre de 1979 se produce la adopción por los talleres fieles a Espinar del nombre G.·.O.·.E.·.U.·., entidad a la que pertenecerá por poco tiempo la logia Minerva-Lealtad, disconforme con su Declaración de Principios de 19 de abril de 1980. Las dos obediencias citadas perecerán en su intento de ocupar el espacio de la francmasonería tradicional, reservado por la Gran Logia Nacional Francesa a su propio Distrito y a la futura Gran Logia de España. El 15 de mayo de 1980 se formaliza la constitución en Barcelona de la Gran Logia Simbólica Española, realizada ya en el local de Avinyó, 27, que se había alquilado por la que sería su logia madre hacia finales de 1979. Desde entonces hasta hoy, de forma sostenida y perseverante, la G.·.L.·.S.·.E.·. ha mantenido la llama de la que podemos llamar francmasonería racionalista.

Mientras tanto, dos sentencias del Tribunal Supremo de 3 de julio de 1979 habían “legalizado” a la Orden en España, al declarar nula la denegación administrativa de la inscripción de dos obediencias en el Registro de Asociaciones, por aplicación directa del artículo 22 de la Constitución.

En 1983, la Gran Logia Simbólica Española es admitida en el Centro de Enlace y de Información de las Potencias Masónicas firmantes del llamamiento de Estrasburgo de 22 de enero de 1961, abreviadamente CLIPSAS, históricamente, la primera organización internacional de la francmasonería liberal. Desde entonces, las relaciones internacionales más estrechas se mantienen, entre otras obediencias, con el Gran Oriente de Francia, el Gran Oriente de Bélgica, la Federación Belga del Derecho Humano, el Gran Oriente Lusitano, la Gran Logia de Italia, la Orden Mixta Internacional Delphi, la Gran Logia Mixta de Chile y la Gran Logia Liberal de Turquía. La Gran Logia Simbólica Española ha contribuido a la creación en Reggio Calabria, en febrero de 2000, de la Unión Masónica del Mediterráneo; en París, el 7 de septiembre de 2002, del Espacio Masónico Europeo; y en Estrasburgo, el 2-3 de junio de 2007, de los Encuentros Masónicos Internacionales (RMI). La Obediencia, además de mantener su actividad en cada uno de los espacios anteriores, participa en una instancia de trabajo destinada a elaborar la Contribución de las Obediencias Masónicas a la Construcción Europea (COMALACE). La G.·.L.·.S.·.E.·. impulsa desde el 9 de mayo de 2009 el Espacio Masónico de España, junto a la Gran Logia Femenina de España, la Federación Española del Derecho Humano y las logias españolas del Gran Oriente de Francia.